Francisco Menéndez González (Paco Menéndez)
Francisco Menéndez González (Avilés 1965 – Sevilla 1999), conocido como Paco Menéndez, ingeniero de telecomunicación por la Universidad Politécnica de Madrid, fue un desarrollador español de videojuegos.
Durante su trayectoria profesional, trabajó para las compañías españolas Indescomp, Made in Spain y Opera Soft.
Su primer contacto con la programación fue el lenguaje BASIC. Aprendió a programar con 15 años, a través de un Commodore PET, cuando cursaba 2º de BUP en uno de los primeros institutos de España que incorporó la informática a sus aulas. Francisco dedicó una buena parte de su tiempo a programar, una de sus principales aficiones. Pese a que durante su vida sólo desarrolló tres videojuegos, se trata de tres de los títulos más importantes de la Edad de oro del software español: Fred, Sir Fred y La abadía del crimen, considerado este último uno de los videojuegos más relevantes de la historia del soft español.
Con 17 años, junto a varios amigos, comienza a trabajar en Indescomp, traduciendo y adaptando juegos de Spectrum y Amstrad CPC. Poco después demuestra sus conocimientos de programación desarrollando los primeros títulos de la compañía española. Fruto de este trabajo saldría ‘Fred‘ en 1983 (conocido en el Reino Unido como ‘Roland on the ropes’) que, junto con ‘La pulga‘ (1983), programado por otro grande de la época, Paco Suárez, se convirtió en uno de los primeros juegos profesionales españoles comercializados a nivel internacional.
Poco después Indescomp deja de producir software para dedicarse casi en exclusiva a la venta y distribución de hardware, gracias a un acuerdo con Amstrad. Aquella decisión es el detonante para que, junto al resto de compañeros, abandonen Indescomp y creen su propia empresa de videojuegos llamada Made in Spain, junto a Camilo Cela.
Ya, como Made in Spain, Paco es uno de los autores de la “segunda parte” de Fred, “Sir Fred”, distribuida en Inglaterra por Micro-Gen, no cumpliéndose el contrato a nivel económico por parte de la compañía inglesa. Paco estaba cada vez más hastiado del mundo empresarial que se movía alrededor de los videojuegos y decide dejarlo, no sin antes dejarnos su mejor creación.
Paco siempre había querido diseñar un videojuego en tres dimensiones, alejado de los tópicos de entonces y en el que hubiese que pensar, aunque sin llegar a un manejo complicado. Tras leer el libro de Umberto Eco, “El nombre de la rosa”, se dio cuenta de que era una historia lo suficientemente compleja y que se trataría de un buen argumento para un juego.
Por aquel entonces, Paco formaba parte de Made in Spain, aunque poco después llegaría la separación definitiva, momento en que Francisco decidiría trabajar junto con Juan Delcán, un estudiante de Arquitectura y amigo de la infancia, que a pesar de no saber nada de programación, realizó el diseño de la Abadía y de todas las pantallas de juego.
El desarrollo del juego al completo duró 14 meses. Después de ese agotador trabajo todavía no se había decidido el nombre del mismo, así que Paco intentó ponerle a su creación El nombre de la rosa, la obra en la que se había inspirado. Cuando por fin se las arregló para ponerse en contacto con el escritor italiano, éste no comprendió qué era exactamente un videojuego, negándose a que el nombre de su obra fuese utilizado. Así, que finalmente Paco llamó a su obra La abadía del crimen, como homenaje a la novela que tantos buenos ratos y satisfacción le produjo (que programó para Amstrad CPC, Sinclair ZX-Spectrum 128K, MSX y -con la ayuda de Opera Soft- los compatibles IBM PC).
Después de haber hecho el juego y desilusionado con el rumbo que cogía la industria del videojuego, donde primaba el dinero por encima de la calidad, y satisfecho por haber programado un juego como nunca antes se había visto, Paco Menéndez decidió apartarse de la programación de videojuegos. Siguió dedicándose al desarrollo de aplicaciones informáticas y comenzó a pensar en un nuevo proyecto, que denominó Memoria matricial inteligente (PALOMA) basada en la idea de que la memoria, además de almacenar datos pudiera ejecutar instrucciones de manera simultánea, lo que supondría una alta paralelización a bajo coste.
En el año 1999, y con tan sólo 34 años, Paco Menéndez se suicida en Sevilla.